Santiago 1:9 "El hermano que
es de humilde condición, gloríese en su exaltación".
Muchas personas se
han preguntado ¿Por qué existe gente pobre? ¿Por qué hay muchos pobres que
mueren diariamente en todo el mundo? Estas interrogantes son las que a todos
los seres humanos tarde o temprano nos agolpan en la mente y nos conmueve ver
estas escenas tan tristes.
Sea cual sea la
respuesta y conclusión a la que lleguemos, nunca podremos estar totalmente
seguros del motivo por la cual existe la pobreza. Hay muchos debates en el
mundo académico, económico, social, idealista y religioso; pero hoy tratemos de
abordar este tema a la luz de las Sagradas Escrituras.
La traducción bíblica
Peshitta de Santiago 1:9 traduce la palabra “humilde” por la palabra “pobre”; y
quizás tiene un mejor correlato esta traducción puesto que los versículos siguientes
hablan de una persona con condición opuesta a un pobre: “hermano rico”.
Muchas personas
consideran a la pobreza como una condición económica de “prueba” para el ser
humano. Y muchas veces es cierto, pues justamente las pruebas nos ayudan a
afianzar nuestra relación con Dios. En algunas ocasiones estas pruebas son con
mayor o menor tiempo o con mayor intensidad que otras. Veamos brevemente como
las Sagradas Escrituras explican el origen de la pobreza:
-
La ociosidad: En el
Libro de Proverbios 24:30-34 podemos leer un episodio en el que se observa a un
hombre ocioso, que solo deseaba dormir, el descanso y la vida relajada. Y
claramente también podemos leer el desenlace de la vida de esta persona con
estas palabras: (v34) “Así vendrá como
caminante tu necesidad, Y tu pobreza como hombre armado”.
-
El engaño y
violencia: Nuestro Dios es bondadoso y compasivo para con el pobre y
menesteroso. El Libro de Salmos 72:12-14 dice: “Porque él librará al menesteroso que clamare, Y al afligido que no
tuviere quien le socorra. Tendrá misericordia del pobre y del menesteroso, Y
salvará la vida de los pobres. De engaño y de violencia redimirá sus almas, Y
la sangre de ellos será preciosa ante sus ojos.” Las Escrituras
terminan diciendo “de engaño y violencia redimirá sus almas”. La palabra “engaño”
puede ser entendida por algún tipo de engaño o artificio en el cual fue
inducido una persona y los estafadores le quitaron todas sus pertenencias. De
igual manera la palabra “violencia” denota un hecho realizado en contra de la
voluntad de un individuo; de manera abusiva se apropiaron de los bienes de un
individuo dejándolo desvalido y abandonado. En ambos casos, engaño y violencia
podemos notar que la pobreza es producto de actos injustos y malvados.
Pero ¿la pobreza es sinónimo
siempre de humildad? La humildad es una noble virtud que nos enseñó nuestro
Señor Jesucristo. ¿Qué mejor ejemplo que la vida misma de Jesús para enseñarnos
humildad?
En Mateo 11:29
podemos leer una de las afirmaciones mas directas acercan de la personalidad de
nuestro Señor Jesus: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis
descanso para vuestras almas”. Esta
humildad no es solamente externa, ni mucho menos fingida. Es una humildad
genuina y con de ostraciones externas desde nuestro interior hacia los demás.
Si nuestro corazón es humilde, tomas nuestras manifestaciones externas van a
ser coherentes, y van a ser producto o “fruto” de nuestro corazón humilde.
Existen personas que
en este periodo de “prueba”, por situaciones económicas muy difíciles que a
pesar que literalmente podemos decir que son pobres, pero no son humildes. El
profeta Agur en el Libro de Proverbios 38:8-9 habla claramente que el ser
humano frente a la presencia de situaciones económicas difíciles, de pobreza o
necesidad no reaccionan necesariamente de manera “humilde”, sino todo lo
contrario pues mucho se dedican a hurtar, robar o blasfemar el nombre de Dios.
La Voluntad de Dios
es que todo creyente siempre se recuerde de los pobres y ponga en acción su fe,
extendiendo su mano caritativa para con ellos (Salmos 41:1). E incluso promete bendición
y protección divina a las personas de caritativo y corazón noble.
Queridos hermanos,
no actuemos con instintos ante este tipo de pruebas. Afiánzate de la mano del
Señor Jesús. Recuerda esta hermosa promesa Salmos 72:12-13 donde dice: “Porque él librará al menesteroso que
clamare, Y al afligido que no tuviere quien le socorra. Tendrá misericordia del
pobre y del menesteroso, Y salvará la vida de los pobres”. No nos
guiemos por la vista, pues lo que vemos es temporal y engañoso. Tu creador ha
prometido que te librara y enviara socorro, porque si creo todas las cosas ¿Cómo
no podrá librarte de este pequeño problema?, entrega tu corazón totalmente a Jesús
y deja que a partir de ese momento haga milagros.

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