Santiago 1:4
Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales,
sin que os falte cosa alguna.
La frase entredicha
“paciencia… paciencia…”, ¿no le resulta familiar? Casi todos nosotros nos hemos
visto ofuscados por situaciones en la que por prudencia y evitar estallar en
gritos, nos hemos detenido a respirar un momento y hemos murmurado estas palabras.
La paciencia es una
virtud que muy pocas personas tienen; y me incluyo entre las personas que
carece de esta cualidad. Santiago 1:3 nos explica que la paciencia es generada
gracias a las adversidades que experimentamos a lo largo de nuestras vidas. Son
las pruebas que refuerzan nuestro temperamento. Uno de los personajes que me
atrae por esta noble virtud es Job, ya que fueron muchas las pruebas que
padeció y fue probado de distintas maneras; incluso su esposa y amistades se
confabularon para hacerle la vida muy feliz (¡lo hablo irónicamente!).
Debemos ser un poco detallistas
al examinar la vida de Job para saber cuál fue la manera en la que el reacciono
y respondió ante sus adversidades. No se trata tampoco permanecer mudos e
inertes ante cada prueba, sino que debemos responder y actuar con fe en que
existe un ser bondadoso y enormemente más grande que todos nuestros problemas;
y eso lo supo Job siempre. Job es uno de los personajes más importantes que
debemos imitar en momentos de pruebas para forjar y perfeccionar nuestra
paciencia. Los psicólogos le llaman a la habilidad de controlar nuestras
emociones “inteligencia emocional”, pero nosotros sabemos que hay alguien más
quien es nuestro Ayudador: es nuestro Señor Jesús. Él es quien nos da aliento y
ayuda para soportar y solucionar todas nuestras adversidades; no estamos solos,
ni abandonados a la suerte, ni tampoco somos superhéroes para poder resolver
por nuestra propia cuenta todos nuestros problemas.
Las pruebas deberían
ser el motor en la vida de todos los seres humanos para estrechar su relación
con su Creador, aunque tristemente no lo es. Muchos se sumergen en depresión y
se suicidan, otros se dejan llevar por las drogas u otro vicio, y otros
recurren a alguien que los aconseje (no digo que sea malo recibir un consejo,
pero no siempre todos los consejos son buenos). Pero si te encuentras en este
estado, te animo que tomes la mano de Jesús, quien es el único que te puede
ayudar.
No digo tampoco que Jesús
te convierta en superhéroe. Santiago 1:4 dice “Mas tenga la paciencia su obra
completa, para que seáis perfectos y
cabales…” esta palabra perfectos no
debe entenderse como “libre de errores”, sino debe entenderse como maduro y la
palabra cabales debe entenderse como una persona que hace las cosas
correctamente. Ambas cualidades solamente se pueden encontrar en una persona
madura y sabia, que no se deja llevar por sus arrebatos emocionales ante
cualquier mal momento, insulto o calumnia que escuche.
Es sumamente
importante que recordemos la misma madurez emocional con la que nuestro mismo
Señor Jesús actuó durante todos los días que duró su pasión y crucifixión. ¿Cuantos
insultos, calumnias y golpes padecieron? El no actuó por instinto, ni por
emociones; El actuó según la Voluntad Divina. Este ejemplo es el mejor de todos
y este es el que debemos de imitar ¿te animas a acompañarme a imitar a Jesús?
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